La central hidroeléctrica de Aldeadávila, en el corazón del Parque Natural de Arribes del Duero, se convirtió en protagonista inesperada de uno de los eventos más impactantes de los últimos años: el gran apagón que dejó sin luz a la Península Ibérica durante casi un día completo.
Un colapso eléctrico histórico
El pasado 28 de abril, a las 12:33 del mediodía, un fallo de gran escala dejó a España y Portugal completamente a oscuras. La situación afectó a más de 60 millones de personas y paralizó infraestructuras clave, servicios sanitarios, transporte y comunicaciones.
Aunque las investigaciones sobre las causas del apagón continúan, fuentes del sector apuntan a una combinación de fenómenos atmosféricos extremos y desequilibrios en la red eléctrica provocados por una alta dependencia de fuentes renovables intermitentes. Puedes seguir los detalles técnicos del suceso en la entrada dedicada en Wikipedia.
La presa de Aldeadávila: motor del reinicio energético
En medio del caos, una infraestructura resurgió como pieza clave: la presa de Aldeadávila, operada por Iberdrola, una de las centrales hidroeléctricas más potentes del país. Situada en Salamanca, esta instalación tiene una capacidad de generación de hasta 1.200 MW y produce más de 2.400 GWh anuales, lo que representa aproximadamente el 8,5% de la energía hidroeléctrica de España.
Lo que hizo posible su papel decisivo fue su capacidad de arranque autónomo o “black start”, una característica que permite poner en funcionamiento la planta sin necesidad de energía externa. Este tipo de centrales son fundamentales para la recuperación del sistema eléctrico tras un colapso total, ya que pueden iniciar el proceso de reactivación en cascada de la red.
La secuencia del restablecimiento
Tras el apagón, Red Eléctrica de España (REE) activó el protocolo de emergencia, diseñado para contingencias como esta. Aldeadávila fue una de las primeras instalaciones en entrar en funcionamiento, junto con otras centrales hidráulicas como Ricobayo y Cortes-La Muela. A través de un proceso gradual, estas plantas fueron alimentando líneas y subestaciones hasta reactivar otras centrales térmicas y nucleares, estabilizando así el suministro nacional.
Gracias a este plan de respuesta coordinado, el sistema comenzó a reestablecerse antes de lo previsto, reduciendo el impacto económico y social de un evento que podría haber sido aún más devastador.
Más allá de su valor energético
La presa de Aldeadávila no solo es estratégica por su capacidad de generación. Su imponente estructura, enclavada en un entorno natural protegido, ha sido fuente de inspiración y escenario de varias películas, entre ellas Doctor Zhivago (1965), dirigida por David Lean. Su arquitectura y localización la convierten también en un icono cultural y turístico.
Reflexión sobre la resiliencia energética
Este incidente ha puesto sobre la mesa la necesidad de reforzar las infraestructuras críticas, garantizar mayores niveles de interconexión eléctrica con Europa y revisar la estabilidad del mix energético actual, que se apoya cada vez más en energías renovables. La coordinación entre operadores y el papel de infraestructuras resilientes como Aldeadávila serán vitales para evitar futuros colapsos.